INIMAGINABLE
Capítulo 1
El verano, en primeras fechas de Junio, ya tenía pinta de que iba a ser aburrido. Miré a Niky que tenía la vista puesta en el portatil y sonreí, era perfectamente consciente de la suerte que tenía de tenerla conmigo, e intentaba demostrarselo cada día.
Ella y yo vivimos juntas en nuestro piso desde hace algún tiempo. El piso es sencillo, aunque va con todo incluido, cocina, baño, dos dormitorios (pero solo dormimos en uno de ellos porque las noches son frías y oscuras y no estamos para gastar luz y calefacción y además ya tenemos en uso el otro dormitorio como sala de juegos) y un salón en el que ahora mismo estamos pasando el rato.
Niky y yo nos mudamos a Seattle (Washington), junto con nuestra madre, Valentina, tres meses después de la muerte de nuestro padre Víktor, aún me duele recordar a mi padre.
Vivíamos en un pueblo pequeño llamado Totana en Murcia (España), yo tenía diez años cuando papá murió. Mamá jamás superó su pérdida y entró en una profunda depresión, aun así, en solo tres meses consiguió reunir el dinero suficiente para alquilar un piso y tres billetes de vuelo a Washington, no podía estar en el lugar en el que todo le recordaba a papá y sabía que nosotras la necesitaríamos.
Para entonces Niky ya había cumplido los dieciocho años, había conseguido una beca en la Universidad de Alaska y un trabajo a tiempo parcial cerca de allí. Bueno, por un lado era una boca menos que alimentar y eso era bueno, aunque mamá se puso a buscar trabajo en cuanto llegamos a Seattle (menos mal que sabíamos hablar inglés, ya que nuestro padre pasó su infancia en Inglaterra y nos hablaba en el idioma continuamente) y por otro lado, era inevitable no echar de menos a Niky.
Veía llorar mucho a mamá en ese entonces, sabía que a veces era por papá y a veces era por Niki. Ella intentaba ser fuerte y siempre que se deba cuenta de que la estaba mirando llorar, intentaba recomponerse, pero yo sabía cómo se sentía, la entendía muy bien.
A mamá no le gustaba que Niky se fuera tan lejos pero, aun así, sabía que tenía que dejarla ir.
Por mi parte, yo sí necesitaba a mamá de verdad porque aunque era pequeña a mí también me había dado fuerte la muerte de papá, de hecho, podría asegurar que bastante más que a Niky, ya que ella es una persona a la que le gusta mantener sus sentimientos encerrados en sí misma y casi nunca deja ver lo mal que lo está pasando. Aún así, yo sabía que le dolía porque cuando enterramos a nuestro padre, lloró del mismo modo en que lo hicimos mamá y yo, sin embargo, al mudarnos, volvió a colocar su habitual barrera que hacía imposible ver lo que sentía.
Niky terminó su carrera de veterinaria hace dos años y, dos meses después, mamá murió en un accidente de coche y yo volví a sentirme desamparada y desgraciada
Desde entonces Niky se encarga de que yo tenga un sitio donde vivir, comida y de que haga vida normal.
Mamá y yo nos habíamos apoyado mucho la una a la otra tras la muerte de papá, cuando Niky se fue a la Universidad, y llevo dos años enteros intentando superar que ya no esté conmigo. Ella se sacrificó mucho por mí y estuvo muy pendiente de mí siempre, sobre todo tras la muerte de mi padre. Aún recuerdo cómo intentaba hacer vida normal después de que papá se fuera y como intentaba hacerme sonreír con cualquier cosa aunque yo sabía que lo último que ella quería era sonreír. Fue una persona maravillosa y una madre excelente.
Ahora tengo diecisiete y Niky y yo vivimos juntas. Yo me encargo de mantener nuestro piso limpio, mientras que ella se encarga de la comida y los gastos que conlleva el piso. Se que es muy duro para ella, por eso, le ofrecí la idea de ponerme a trabajar yo también y ocuparme de las comidas, pero ella insistió en que las cosas debían ser de cierta manera, y que yo tengo que centrarme en estudiar para ser alguien en la vida y eso no se lo pude discutir, aún así, insistí en ocuparme de las comidas y al final quedamos en que yo me encargo de ellas cinco días a la semana y ella dos.
Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que el sonido del timbre me sobresaltó. Asustada miré a Niky, ella me devolvió la mirada y al instante supe que no pensaba mover un pelo, así que me levanté y me dirigí hacia la puerta. Para mi desgracia era Karen, la mejor amiga de mi hermana, nunca nos hemos llevado del todo bien por el hecho de que sencillamente detesto su forma de verme como un estorbo entre ella y mi hermana y que me trate como a una niña pequeña, por Dios voy a cumplir 18 en menos de medio año.
La mire con cara de pocos amigos y le pregunté:
- Vienes a ver a Niky, ¿no?
Ella me respondió con cara de asco y en ese momento pensé <si las miradas matasen…>.
_ ¿Y si no a quién Nathalia?- dijo acentuando mi nombre.
Alcé las manos en gesto de yo que sé y puse los ojos en blanco odiándola como siempre. La dejé pasar y entonces, su cara cambió completamente, cerré la puerta detrás de nosotras y la seguí hasta la sala de estar.
-¿Qué tal? -oí decir a Niky en gesto de saludo.
-Bien, ¿y tú? -dijo Karen respondiendo a su pregunta.
- No me quejo ¿a qué se debe el honor de tu visita?- Dijo Niky sonriendo con sarcasmo ya que ella sabe muy bien que a Karen no le gusta venir a nuestro noble apartamento.
Los padres de Karen se aseguraron de tener una vida perfecta, con una casa perfecta y una hija perfectamente planeada. Para cuando ella vino al mundo, el padre de Karen ya tenía una empresa que exporta productos de limpieza al por mayor internacionalmente. Desde luego, parece una tontería, pero solo es necesario ver el coche de su padre y la casa en la que viven para saber que le va muy bien en su trabajo. Por tanto, queda claro que a ella nunca le ha faltado de nada.
Sin embargo, su carácter deja mucho que desear para mi gusto, aunque mi hermana asegura que ya no es la misma niña mimada que era cuando la conoció y que ha cambiado mucho desde entonces.
-Nada… quería ver si os apetece salir un rato a dar una vuelta–dijo con aire inocente.
Niky se giró hacia mí y me hizo una pregunta con la mirada y teniendo en cuenta la frecuencia con la que salimos de casa mi hermana y yo, respondí asintiendo brevemente y entonces dijo:
-Suena bien.
Tras quitarnos el pijama, ponernos la ropa de calle y coger todo lo que imaginé necesario, Niky preguntó:
-¿A dónde vamos?
-He estado explorando por ahí y he encontrado un sitio muy interesante- respondió Karen.
-¿Dónde?- pregunté.
-Ya lo veréis.- Se limitó a responder.
La seguimos hasta la entrada de nuestro edificio, donde había aparcado su coche, un Dacia Sandero muy moderno. Entonces ella condujo hasta las afueras de nuestra gran ciudad y, una vez allí, nos bajamos del coche y continuamos a pie por un camino estrecho, pero largo hasta el bosque.
-¿Nos llevas de caminata?- Pregunté mirándola con mala cara.
-¿Creo recordar que el mes pasado dijiste que querías explorar ¿no es cierto?- me dijo.
-Bueno… Sí, es cierto, pero lo que no quiero es perder el tiempo -dije mientras me adentraba en el bosque detrás de ella.
Caminamos durante un buen rato, y al final llegamos donde supuse que nos traía, la verdad no estaba mal el sitio. Era un llano luminoso rodeado por árboles y arbustos, todo era muy verde y se respiraba un aire puro y tranquilizador.
-¿Y esto qué es?- pregunté un tanto confusa.
-Tranquila Nathalia, que es solo una parada para descansar.
-Vale- respondí de forma desinteresada.
Seguimos caminando por entre los árboles durante unos diez minutos hasta que nos topamos con una pequeña senda. De repente, me pareció que ya nada era luminoso y bonito, ni iba a serlo. Caminamos durante cinco minutos más y entonces pude avistar una gran roca de unos 10 metros de alto justo enfrente de nosotras, escondida entre los árboles. No logre entender porque nos dirigíamos hacia allí hasta que la tuvimos a 10 metros y pude observar con claridad una brecha de unos dos metros y medio le alto y un metro de ancho en la parte baja de la roca.
En ese momento, empecé a sentirme un poco intranquila, no sabía por qué, pero tenía la sensación de que algo malo iba a pasar, tanteé en mi bolsillo derecho en busca del objeto que siempre llevo conmigo, un pequeño tirachinas de hierro forjado que me regaló mi padre cuando era pequeña, desde entonces es el objeto más preciado para mí y lo uso siempre que me hace falta, claro que la mayoría de las veces lo utilizo cuando me aburro para afinar mi puntería.
Una vez llegamos allí, tanto Niki como yo miramos a Karen, ella nos sonrió de forma traviesa y sin decir nada nos adentramos una detrás de otra con los pelos de punta. Karen iba la primera, yo la segunda y Niky tercera.
El camino iba descendiendo progresivamente así que llegué a la conclusión de que era una cueva subterránea.
De repente, un ruido se oyó de fondo, paralizadas nos paramos en seco y nos miramos unas a otras con miedo, estuve a punto de dar media vuelta y salir pitando de ahí, pero pensé que quedaría como una cobarde delante de Karen, y eso le daría más razones para tratarme como a una niña, así que en vez de eso, la empujé para que siguiera adelante.
El camino empezó a ponerse más estrecho conforme avanzábamos, hasta un punto en el que empezó a resultar difícil respirar.
Justo cuando pensaba que en cualquier momento ya no podríamos pasar, la brecha se amplió hasta que finalmente llegamos a una especie de gran recinto muy abierto. Parecía muy antiguo, y me quedé totalmente asombrada y maravillada ante lo que veían mis ojos. Todo estaba lleno de plantas de todas las especies que yo conocía (que no eran pocas). Incluso juraría que había plantas que no había visto en toda mi vida. Distinguí árboles de todas las especies y de sus ramas colgaban muchas hojas que conocía, pero muchas otras me resultaron completamente ajenas. Eso me pareció extraño, ya que había leído muchos libros sobre plantas y árboles de todo el mundo y no recordaba haber visto algunas de las plantas que habían allí.
El suelo era de tierra, pero apenas se distinguía ya que estaba cubierto completamente por aquellas plantas extrañas, al igual que el techo de la cueva, del cual apenas se distinguía su color debido al verde de la vegetación.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que, aunque la entrada se encontraba a varios metros de allí, todo estaba iluminado. Esta vegetación emitía luz propia. Había leído hace algún tiempo en internet que habían sintetizado plantas de este tipo en laboratorios pero no pensé que alguien pudiera dedicarse a plantarlas de una forma tan seria. Esa podría ser la razón por la que no conseguía distinguir gran parte de aquella vegetación.
Maravillada me coloque en cuclillas para tocar una flor fucsia que desprendía una luz rosa tenue, todo aquello era casi mágico.
Observe todo y cuanto había a mi alrededor para no perder ni un solo detalle de aquella maravilla, y fue entonces cuando me percaté de que al otro lado de la cueva había una puerta, resultaba difícil verla porque la propia vegetación lo impedía pero hubiera jurado que era de madera marrón. ¿Qué hace una puerta de madera a varios metros bajo tierra? ¿Acaso nos estamos metiendo en alguna especie de instalación secreta del gobierno? Si ese fuera el caso, esto sería allanamiento de morada y supongo que nos lo van a explicar muy bien si nos pillasen aquí, aunque no he visto ningún cartel de prohibido pasar en la entrada...
-¿Qué hay al otro lado?- Pregunté mirando a Karen con verdadera curiosidad.
-Sinceramente no tengo ni idea. La verdad es que solo vi la cueva desde fuera, quiero decir, no sé qué hay dentro. - respondió con cara de culpabilidad mientras se encogía de hombros.
- Amm, entonces no sabemos si hay algún animal o algo ¿no?
- No digas tonterías, no hay ningún animal aquí.- dijo lanzándome una estúpida mirada de superioridad.
El recinto era realmente precioso, colores de todo tipo llenaban mi campo de visión y maravillada ante aquella vista tan impresionante, intenté fijarme en todo cuanto veía para no olvidarlo nunca. No sabía que existiera un sitio así a las afueras de Seattle.
Me molestaba un poco que Karen hubiera encontrado este lugar tan maravilloso antes que yo, y eso que había pasado largas horas explorando los espesos bosques que hay cerca de la ciudad mientras paseaba tranquilamente, pero en fin, había sido ella quien lo había encontrado así que a modo de felicitación le dije:
-Guau… Este sitio mola mucho karen- dije mirándola con ojos de asombro.-
-Lo sé –dijo sonriendo de forma burlona.
Por otro lado, si no se trataba de instalaciones secretas, más aún me sorprendía que no fuera un sitio turístico o algo así, no obstante, la cueva parecía estar bastante escondida.
En ese momento, volvimos a oír el ruido que oímos al entrar. Procedía de la puerta de madera. nos miramos las unas a las otras.
-O puede que sí haya algo o alguien aquí… Creo que deberíamos irnos. - dijo Karen de forma cortante.
Me dio satisfacción saber que tenía tanto o más miedo que yo, pero ella tenía razón, estar en ese sitio no era seguro.
De modo que nos dimos media vuelta y empezamos a andar una detrás de otra.
Entonces se oyó un grito horrible y Niki y yo nos pusimos a gritar como locas. Me di la vuelta para ver qué monstruo nos había salido y había hecho que Karen gritara de ese modo. Al hacerlo lentamente la encontré gritando como una loca mientras intentaba sacarse algo de encima. Estaba claro que si todavía no nos habian oido o visto entrar, ya si que estaban al tanto.
-¿Me puedes decir qué diablos te pasa? - dije con los ojos saliéndose de mis órbitas.
-¡Araña, araña, las odio!
Karen seguía gritando como una posesa mientras se movía descontroladamente, entonces Niky hizo algo inesperado, se acercó a ella, la cogió por los hombros y le propinó una buena cachetada en la cara. Ella gritó con más intensidad aún mientras se ponía la mano en la mejilla izquierda que ya empezaba a enrojecerse.
-¿ESTAS LOCA? ¡CASI ME MATAS DEL SUSTO!- chilló Niki amenazando con la mano abierta.
- Vale, vale, me calmo, me calmo- dijo Karen de forma repetida, aunque siguió quejándose bajito por el dolor.
Intenté aguantarme la risa por la escenita que acababa de presenciar, pero no podía aguantarla, aunque la cosa aún no estaba para bromas.
Por tercera vez, volvimos a escuchar aquel ruido y juraría que esta vez había sonado más cercano.
-Salgamos de una vez de este sitio- dijo Niky con voz un tanto temblorosa.
Karen y yo asentimos y volvimos a retomar la marcha, pero antes Niky le echó una mirada de enfado mezclado con advertencia a ella, la cual le respondió alzando las manos en señal de inocencia.
Cuando salí de aquel lugar, sentí como si me hubieran quitado un gran peso de encima y me dio la impresión de que ellas también sentían lo mismo, pero no podía olvidar el hecho de que habíamos sido cobardes al no cruzar por la puerta marrón ¿Que es lo que habrá al otro lado? Supongo que no lo sabré, pensé mientras miraba hacia el luminoso bosque que rodeaba la cueva de la que acabamos de salir.
Empezamos a caminar de vuelta a casa pero, de repente, sentí como si alguien nos estuviera observando, y por inercia me detuve y me di la vuelta. Miré directamente hacia la grieta por la que habíamos pasado cuando entramos a la cueva y me pareció ver a alguien de pie con un raro sombrero observándonos. Me froté los ojos y volví a mirar pero ya no pude ver a nadie, la voz de Karen me sobresaltó un poco.
-¿Y a ti qué te pasa?
-¿Eh? Nada, Nada. Es solo que me pareció volver a escuchar algo, pero creo que han sido imaginaciones mías.
-Pues sí que tendrás miedo- dijo Niky con voz un tanto burlona.- Venga vamos.
- Ja, ¿Miedo? ¿Qué es eso? -dije con una sonrisa burlona en la cara.
- Anda cállate, pequeñaja -dijo Niky asestándome un pequeño puñetazo en el brazo y seguidamente abrazándome.
- Jajaja vale, vale.
Nos pusimos de camino a casa y tardamos unos cincuenta minutos en llegar a nuestro apartamento, nos despedimos de Karen en la puerta y vimos su coche doblar la esquina. Al llegar a casa, lo único en que pensamos fue en dormir, así que nos fuimos directas a la cama.
Al día siguiente por la mañana me levanté radiante y con ganas de hacer cosas, lo cual, resultó raro en mí ya que la extraña excursión de la tarde de ayer me había hecho pasar una noche un tanto intranquila, soñaba con ojos penetrantes que me miraban sin descanso y se iban acercando a mi poco a poco, pero nunca conseguía saber de quién eran esos extraños ojos que me erizaban la piel y cada vez que se acercaban lo suficiente para poder ver a aquel ser y su extraño sombrero de repente los ojos se esfumaban como si nunca hubieran existido. Este hecho me ponía intranquila y con ganas de distraerme, por eso decidí proponerle a Niki hacer una limpieza general del apartamento que según mi punto de vista, es pequeño pero cuando te pones a limpiar… Nos llevó dos horas limpiar la casa a fondo.
Terminamos muertas de hambre y Niky decidió preparar unos buenos espaguetis, sinceramente fueron unos de los mejores espaguetis que había comido en mucho tiempo.
Después de hincharnos a comer decidimos descansar un rato así que nos pusimos a ver una película. Ese día fue muy tranquilo para mí, aunque no sabía por qué, pero no podía dejar de recordar aquellos ojos extraordinariamente raros.
Aquella noche también soñé con aquellos ojos extraños, era prácticamente el mismo sueño de la noche anterior, sólo había un pequeño cambio: en este sueño, aparecían cintas de un color rosita pálido, bastante finas y ondeaban suavemente, eran cintas del tipo lazo que suelen ponerse las niñas pequeñas en el pelo y con la punta con una forma parecida a la de la parte trasera de una flecha.
Únicamente flotaban en el aire mientras aquellos ojos se acercaban y se alejaban continuamente sin descanso.
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